-¡Qué suerte! Tú tienes casa en la playa.

-Sí, tengo una casa preciosa en la playa, pero éste verano será diferente  y lo tengo claro, nos vamos de turismo rural.

-¿Y eso?

-Me encanta y hace mucho tiempo que no disfruto de unas vacaciones así. Pienso que es el momento, necesito respirar aire puro, tranquilidad, relajarme, pasear por bonitos rincones llenos de agua, ver unos de esos amaneceres entre montañas, disfrutar de esas noches fresquitas… En fin, todo lo que te puede ofrecer una casita rural en mitad de la naturaleza. ¿No te animas?

-Teniendo en cuenta que soy el árbol de enfrente de tu ventana y que llevas un mes  hablando conmigo, ¡cómo no te voy a entender! Lo que pasa es que he echado raíces aquí y me cuesta moverme. Da recuerdos a mi gente. 

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